Los pasteles de boda en capas se hicieron famosos solo a fines del siglo XIX. Como de costumbre, fueron degustados por personas de sangre real.
Por ejemplo, el famoso pastel de la reina Isabel y el príncipe Felipe constaba de cuatro niveles, y los pasteleros de McVitie y Price Ltd decoraron la obra maestra con escenas de la vida real de los novios.
Este espectáculo con un pastel se organizó en Mónaco en 1956: Grace Kelly y el Príncipe Rainiero III sorprendieron a los invitados con un magnífico pastel con una jaula escondida en el interior, en el que los pasteleros emprendedores colocaron un par de palomas vivas. Al cortar el pastel, las aves fueron liberadas de manera muy efectiva en la naturaleza, y el ritual pasó a la historia del arte de la alta boda.
